Hace pocos días el Vaticano informó acerca del avance de los procesos de beatificación de Juan Pablo II y Pio XII. Asi como en el primero de los casos la noticia no sorprendió, en el segundo de ellos, la misma noticia iba seguida de un paraguas de prevención contra la posible reacción de la comunidad judía mundial.
Confieso que a mi me sorprendió también. He leído "El Vicario" de Rolf Hochhuth, obra que si bien es ficcional, atrajo y formó una considerable corriente de opinión contraria a todo el papado de Pio XII, reforzada ésta por la aparición en los 90's de la obra de John Cornwell "Pio XII, el Papa de Hitler". Leí ambos libros con un sentimiento de culpa y de pena por mi identidad de católico a la vez de respetuoso e inclusive admirado observador del pueblo y cultura judíos. La presunta claudicación moral de alguien que tiene la obligación de no claudicar nunca, se me antojaba deprimente.
Ayer, en La Nación con la firma de Jorge Rouillon, su habitual comentarista en temas religiosos, se publicó una justificación de la actual actitud vaticana, con profusión de informaciones y referencias al respecto. Como la palabra escrita por Internet por una sola fuente no se caracteriza como necesariamente fidedigna, comencé una pequeña búsqueda.
Entre varias fuentes, encontré a un autor, Ron Rychlak y a su libro " Hitler, the War, and the Pope", donde recopila, en forma extensa y detallada argumentos en favor del Papa y en contra del mito. Expongo algunos (en esa página lo encontraran con lujo de detalles y con las referencias documentales):
• En 1923, el entonces Nuncio Pacelli escribió a la Santa Sede para informar de que un grupo militante ("seguidores de Hitler y Ludendorff") perseguían a los católicos y judíos. Se refirió a este grupo (todavía no conocido como nazis) como "radicales de derecha. " También elogió la actitud decidida del Cardenal Michael Faulhaber, Arzobispo de Munich, que fue atacado porque "había denunciado las persecuciones contra los judíos".
• Sir Martin Gilbert, uno de los historiadores más conocidos del mundo, en su libro, “The Righteous: The Unsung Heroes of the Holocaust”, elogió a El Papa Pio XII y la Iglesia Católica. En una entrevista posterior, dijo: "Espero que mi libro puede restablecer, en cierto modo, sobre la base de hechos históricos, los logros verdaderos y maravillosos de los católicos en ayudar a Judíos durante la guerra" También sugirió que dar las gracias a Pío XII por los cientos de miles de vidas de judíos salvados por la Iglesia Católica bajo su liderazgo.
• Una colección de cartas del rabino Steven Wise, portavoz en EE.UU. por la causa judía durante la Segunda Guerra Mundial, revelan que él fue crítico de las numerosas organizaciones y personas que no parecían lo suficientemente preocupados por la situación de los judíos en Alemania. Fue, sin embargo, en general positiva hacia la Iglesia Católica, estaba muy impresionado por Pío XI, y escribió en 1942 que parece que Pío XII "sigue el ejemplo establecido por su predecesor."
• Tibor Baranski no sólo da crédito a Pío XII por el apoyo y la intervención directa, pero los informes del diplomático sueco Raoul Wallenberg dan cuenta del apoyo Pío XII y que las autoridades católicas, bajo la dirección de Pío, trabajaron estrechamente con Wallenberg. De hecho, un memorando del representante de EE.UU. Tittmann Harrold, de fecha 4 de junio 1945, informa sobre una reunión que tuvo con Joseph Muller, contacto principal del Vaticano con la resistencia en Alemania: "El Dr. Muller dijo que durante la guerra, su organización anti-nazi en Alemania siempre fue muy insistente en que el Papa debe abstenerse de hacer cualquier declaración pública de acusar a los nazis y, concretamente, condenarlos y había recomendado que las palabras del Papa debe limitarse a sólo generalidades".
• En su reunión anual en noviembre de 1942, los obispos de EE.UU. publicaron una declaración que decía: "Sentimos un profundo sentimiento de repulsa contra las humillaciones crueles cometidas contra los judíos en los países conquistados y a los pueblos indefensos que no son de nuestra fe. Profundamente conmovidos por la detención y el maltrato de los judíos, no podemos acallar el grito de la conciencia. En el nombre de la humanidad y los principios cristianos, se levanta nuestra voz”. En 2002, se concedió el acceso a los archivos que los documentos de la casa del Cardenal Francis Spellman, uno de los firmantes de la declaración. Con base en la información contenida en él, parece cierto que la declaración se hizo en cooperación con El Papa Pio XII, a quien los obispos citaron en tres ocasiones. En una carta a los obispos y arzobispos, escrito en este mismo momento, Pío XII expresó su satisfacción por su "constante colaboración y comprensión."
• Durante una reunión de 1937 con Alfred W. Klieforth, entonces cónsul general de EE.UU. en Colonia, Alemania, Pacelli "se manifestó opuesto de manera unilateral a cualquier compromiso con el nacionalsocialismo”. Consideraba a Hitler no sólo como un sinvergüenza poco fiable, sino como una persona fundamentalmente malvada. No cree que Hitler sea capaz de moderación, a pesar de las apariencias, y apoya plenamente los obispos alemanes en su lucha contra los nazis.
• En abril de 1938, el cardenal Pacelli dio al Embajador Joseph P. Kennedy, entonces embajador de EE.UU. en Gran Bretaña, un informe que se remitió al presidente Roosevelt. En ese informe, Pacelli dejó claro que el programa nazi atacó el "principio fundamental de la libertad de la práctica de la religión", y se indica el surgimiento de un nuevo Kulturkampf nazi contra la Iglesia Católica. Le dijo a Kennedy que cualquier compromiso político con el régimen nazi estaba "fuera de la cuestión".
• Durante los años de guerra Pio XII con frecuencia confiaba algunas cuestiones con el padre jesuita Giacomo Martegani, director de La Civiltà Cattolica, quién llevaba un diario de sus conversaciones. El diario indica que el Papa estaba consciente de la situación y aprobó los esfuerzos de la Iglesia para ayudar a los Judíos amenazados con la deportación de Roma. En el otoño de 1943, cuando los nazis estaban expulsando judíos romanos hacia los campos de exterminio, el Padre Pío Martegani deja constancia de que el Papa le había hablado "porque había velado en el bienestar de los Judíos”. Algunas semanas más tarde, después de una serie de redadas nazis en propiedades de la iglesia que albergaba judíos, el padre Martegani señaló que el Papa "ya no confiaba en la seguridad de los refugiados de la Iglesia. " El Papa le dijo que era importante no forzar a los nazis hasta el punto donde llevaran a cabo una redada generalizada de las casas religiosas en la ciudad”.
• En marzo de 2004, la St. Bonaventure University concedió una medalla a don Aldo Brunacci, un sacerdote católico italiano de Asís. El premio fue presentado en el Museo del Holocausto en Washington DC y fue dado en el reconocimiento del padre Brunacci por haber ayudado a salvar a más de doscientos judíos durante la Segunda Guerra Mundial. El 31 de marzo de 2004, la National Public Radio transmitió una entrevista con él. A través de un traductor, fr. Brunacci dijo: "En septiembre de 1943, el obispo de Asís recibió una carta muy reservada de la secretaria de Estado del Vaticano donde éste le pide al obispo de organizar la ayuda para cuidar de todos los refugiados, especialmente los judíos". Fr. Brunacci añadió que Pio XII "hizo cosas increíbles para salvar judíos”. Como cuestión de hecho, recientemente se publicó una lista de las organizaciones eclesiásticas y comunidades religiosas, que salvaron a judíos durante esos años. Sólo en Roma hay miles.
• En 2004, las memorias póstumas de Harold H. Tittmann Jr. fueron publicadas. Estas memorias del asistente de Myron C. Taylor, representante personal del presidente Roosevelt ante la Santa Sede, revelan la alta estima que tanto Taylor y Tittmann tenían de Pío XII y su comportamiento en tiempo de guerra del Papa. Tittmann afirma que Pío XII "detestaba la ideología nazi y todo lo que representaba", y alaba la diplomacia del Papa: "El Santo Padre escogió el camino mejor ... lo que salvó muchas vidas”. Tittmann también escribió: "No hay signos de que el Papa fuera pro-fascistas o pro-nazi. De hecho, lo contrario parece más el caso".
Como corolario cabe citar que en su libro de 2004, "El Papa en Invierno", John Cornwell, admite que su obra “El Papa de Hitler” carecía de equilibrio. Destaca que "a la luz de los debates y nuevas pruebas”, Pio XII tenía tan poco margen de acción "que es imposible juzgar sus motivos, mientras que Roma estaba bajo el dominio de Mussolini y ocupada más tarde por los alemanes".
A confesión de partes, relevo de prueba. Pio XII fue castigado 50 años. Es justo que ahora se lo reivindique.
El Observador observa. El Observador pregunta. El Observador opina. El Observador es apartidario, pero no apolítico.
martes, diciembre 29, 2009
Pio XII, revisado
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