lunes, mayo 07, 2012

El Spot. La Viveza Criolla.


Las Malvinas son argentinas. Yo creo en ello. Pero están ocupadas por Gran Bretaña.
El impecablemente filmado spot de Zylberberg en las Malvinas, 150 luquitas verdes según Gabriel Dreyfus, es una nueva muestra de la torpeza estructural de la política exterior argentina (si es que hay algo que merece llamarse así)
Independientemente del poco claro origen del spot, si el Gobierno lo encargo o la agencia Young & Rubicam lo ofreció, el spot tiene la cualidad de contaminar varios temas de una sola y contundente vez.
Empezando por ser un ataque al espíritu de los Juegos Olímpicos, que mas allá de alguna hipocresía circunstancial, es algo que se pretende mantener fuera de controversias políticas, para resaltar el espíritu deportivo por sobre otras consideraciones. Y si es por recordar transgresiones políticas a dicho espíritu, vienen a la memoria el ejemplo de Hitler en las Olimpíadas de 1936, con la controversia sobre Jesse Owens o el atleta negro estadounidense que se proclamó Pantera Negra en México 1968 o el trágico atentado de Munich en 1972 contra los atletas israelíes. Sin mencionar el Mundial del ´78. Como vemos, nada que haya terminado demasiado bien o haya traído grandes beneficios para los valientes transgresores. Ni Hitler demostró la superioridad de los arios, los Panteras Negras son hoy un recuerdo y los palestinos no han recuperado un centímetro más de territorios. Y Videla está preso.
En segundo lugar, el desafío –y la ofensa- tácitos de filmar clandestinamente en Malvinas, así como la escena del entrenamiento en la escalera del monumento a los caídos en la 1ª Guerra Mundial. Cuestión de la que se han agarrado ambos “ofendidos” para desgarrase dramáticamente las vestiduras.
Y en tercer lugar, ¿a quien va dirigido el spot? ¿A nosotros que ya estamos convencidos que las Malvinas son argentinas? ¿A isleños y británicos, demostrándoles lo irreductibles que somos y/o que la tenemos más larga que ellos?

El spot es otra muestra de que esta campaña por Malvinas solo busca una impacto mediático interno, efímero y transitorio y que no repara en costos económicos ni costos políticos externos y entre estos últimos lo que se sacrifica sin pudor es la posibilidad de establecer una negociación con los británicos sobre el tema a mediano o largo plazo.

En otro post nos ocuparemos de los actings de Alicia Castro y del inefable e iracundo Canciller Timerman.

Postdata para amantes de las conspiraciones de la pérfida Albión:
a.       La agencia Young & Rubicam está dirigida por un británico, Sir Martin Sorrell e integrada por capitales americanos e ingleses.
b.      Ninguna agencia hace un aviso de 150 lucas verdes y después lo sale a vender. Hay dos hipótesis, o lo encargó el Gobierno argentino o “alguien” puso la torta y ahí si se lo ofrecieron al gobierno argentino.
c.       Es difícil pensar que Y&R argentina se largara a hacer ese spot sin conocimiento de Y&R central, o sea los británicos o sea el gobierno británico.
d.      ¿Es muy aventurado suponer que los británicos nos han vendido este spot “envenenado” para hacernos quedar como el tujes internacionalmente?
e.      ¿Y&R central rajó ya a Estrasnoy, socio local, o mando a rajar a Martín Mercado, responsable de la producción del spot?
Saquen sus propias conclusiones.

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martes, abril 24, 2012

Radicales e YPF. La Incomprensión al palo.


La decisión de la UCR de votar en general  al proyecto de expropiación de la parte de YPF perteneciente a Repsol, para luego expresar fuertes disidencias en particular, me vuelve a despertar, reflexiones que hace tiempo me dan vuelta en la cabeza.

No soy radical, soy independiente y desde ahí me permito pensar que es un error, serio, cuyas consecuencias explicaré mas abajo.

Me extraña la actitud, porque han sido quienes con mas vehemencia, con argumentos y con cierta contundencia han señalado los innumerables vicios del proyecto oficial.

Sabemos que los radicales les resulta difícil adoptar posiciones que, según ellos, los puedan asimilar a ese “monstruo que pisa fuerte”, la tan mentada  derecha. También sabemos que el nacimiento de YPF como tal, aconteció bajo una presidencia radical, por lo cual las sienten como una de las joyas de su mas que centenaria trayectoria.

Ese vínculo, su vieja posición de “YPF estatal”, su defensa a ultranza de la “estatalidad” de la misma, plasmada en la famosa suspensión hecha por Illia, de los contratos petroleros firmados por Frondizi , que reconocen como antecedente la famosa firma del contrato de extracción con la empresa yanqui California Oil, refrendados por Juan Domingo Perón, los inmoviliza a tal grado que, la antedicha posición de oposición, vehemencia argumental fundamentada, etc., etc., se ve alterada.

Deciden entonces votar, en general, a favor del proyecto oficial. Y en particular, con serias y fundadas disidencias. Porque no quieren que el pueblo piense ni por medio segundo que ellos están en contra de de la estatización, pero nos recuerdan que van a dar batalla con el tratamiento en particular, en consonancia casual con lo que piensan sus amigos y a veces aliados o adversarios del Frente Amplio Progresista.

Resultado: al día siguiente la presidenta, en su consabida bajada de línea vespertina y televisiva agradece a todos los partidos que supieron dar la talla y apoyar su propuesta. La mención a la enérgica y sostenida discusión del articulado en particular, perdida en la noche de los tiempos .
Votarán a favor, FPV, satélites del mismo, UCR y FAP. En contra, algún que otro PJ federal y queda algún otro indeciso, que ya no mueve el amperímetro, como tampoco lo hacen ni UCR y FAP. 60 a 5. Repito. 60 a 5.

Ergo, la UCR aparece como casi alineada al Gobierno, sumiéndose en una irrelevancia práctica, llamativa porque, pesar de todos sus errores y debacles se mantienen como segunda fuerza política organizada u orgánica a nivel nacional. Encarnan, como casi nadie, el ideal de democracia republicana que nos legara la vapuleada Constitución del 53´. Suman senadores, diputados, gobernador e intendentes a lo largo de todo el país, pero digamoslo con sinceridad,  desde el 89´(a pesar del canto del cisne de De la Rúa en el 99´, fogoneado por la pelea Menen - Duhalde) no son alternativa con posibilidades para la mas alta magistratura de la Nación. 

Esa respetable fracción de centroderecha liberal republicana que corre como una sombra doliente por la pampa argentina, le agradece su contribución a su orfandad, a la cual otros actores tratan de suplir sin estructura ni orgánica.

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domingo, febrero 12, 2012

Pensando las Malvinas ...

Y aclaro, antes que nada, que como argentino deseo fervientemente que las Malvinas vuelvan algún día a ser argentinas. No me pregunten las razones, tenemos algunos argumentos a favor, pero como bien lo dijo Luis Alberto Romero, nuestros títulos no son absolutos. Yo tengo mas razones sentimentales que racionales.
Asistimos a una malvinización discursiva, tanto por parte del gobierno argentino como del británico. Ambos tienen conflictos internos que seguramente necesitan de estas distracciones.
Nada hace prever una escalada, por la sencilla razón que la Argentina carece de Fuerzas Armadas operativas (fruto de un tácito, amplío y ridículo consenso de todas las fuerzas políticas, ancladas en los 80´s).


Hete aquí una primera observación. El encrespamiento verbal favorece al statu quo, ya que ninguno de los dos gobiernos puede ceder nada en un clima de enfrentamiento, de cruce de acusaciones y recriminaciones. Ergo, este clima no favorece a los intereses argentinos.

Si la Argentina, su gobierno, pretendiera seriamente las Malvinas debería, como primera medida, bajar el tono, suprimir las bravatas, no contestar agravios, sacar el tema de las primeras planas, continuar con su recolección de adhesiones y promover medidas que siembren dudas en las mentes de los isleños las ventajas inherentes al deseo independentista.

En términos mas mediatos, debemos pensar que queremos y que podemos lograr en las Islas. Partamos de la base que, por mas que pataleemos, la solución a la cual lleguemos deberá tener no solo la aceptación británica si no un cierto consenso isleño.

En el siglo XIX no hubiera sido muy recriminado que embarcáramos a los isleños como ganado y los mandáramos, que se yo, a Santa Elena.

Pero estamos en el siglo XXI y debemos partir del respeto a los derechos humanos de los isleños (no longer kelpers, by the way). O sea que debemos garantizarles (nosotros, Argentina que no garantiza una vida en Plaza San Martín) de manera inequívoca el respeto a sus costumbres y a su idioma. Debemos garantizarles una amplísima autonomía que incluya quizás, el respeto a sus modos de gobierno. Y no me animo a hablar del espinosísimo tema de los recursos naturales. Es decir, tendremos una Provincia con un status muy diferente al resto. Quizás solo podamos asumir su representación exterior y su defensa (no se me rían). Hay un antecedente al respecto: las Islas Aaland o Aland en el Mar Báltico (población sueca, soberanía finlandesa).

¿Estamos dispuestos a ello?

Después de esta excursión a las Nubes de Ubeda, vuelvo a mi tesis original.

Las Malvinas hoy, solo son una apelación distractiva. Siguen tan lejos como el 14 de julio de 1982.

Lo digo y se me quiebra el alma. Pero es una realidad incontrastable.

PD: y si así no fuera, si las Malvinas fueran devueltas de alguna manera, que te puedo decir, antes del 2020, te juro que me hago K, camporista, cristinista y pinguino.

martes, enero 03, 2012

Trinchera Ajena: Carta de Aldo Abram el La Nación 3/01/2012

Un futuro en libertad
Se­ñor Di­rec­tor:

Se suele decir que las cosas se valoran en su plenitud recién cuando se pierden. Esto es particularmente cierto con la libertad y tiene sentido que así sea. Es sencillo proclamar el deseo de ser libre; lo difícil es ejercer la libertad. Como todo derecho, es algo de lo que gozamos por nuestra naturaleza humana y no porque alguna otra persona nos lo haya concedido. Sin embargo, ser libre significa tomar decisiones y actuar según la propia voluntad, lo que implica asumir las responsabilidades y los costos que de ello se deriven. Por supuesto, esa parte no parece tan agradable y, por ello, existe una cierta predisposición de los hombres a intentar delegársela a otros, en general, a los gobernantes. Pero perdemos de vista que eso no se puede hacer sin delegar el derecho que dio origen a esos resultados."Nos podemos quejar de que los funcionarios del Estado no respetan nuestra libertad y nuestros derechos, pero deberíamos antes hacer introspección para ver en qué medida no es la consecuencia de haberle delegado nuestras responsabilidades. Si es así, puede que ellos no estén respetándonos, debido a que nosotros no nos reconocemos maduramente como tales. Estamos actuando como los niños y adolescentes que necesitan que un adulto tome a su cargo las decisiones que les atañen."Cuando decimos que la libertad de uno termina donde empieza la del otro estamos afirmando que ese otro goza de los mismos derechos que nosotros, que lo reconocemos plenamente como persona humana. Al imponerle nuestra voluntad al otro, aunque lo hagamos pensando en que es lo mejor para él, no lo estamos reconociendo como un igual, sino como alguien inferior que merece ser tutelado."Ser libre significa ser el único dueño de uno mismo y, por ende, del resultado del ejercicio de esa libertad. Uno es dueño del fruto de su trabajo, de su ingenio y de sus habilidades como emprendedor, que es lo que da origen a los bienes y servicios con los que satisfacemos nuestras necesidades. La libertad incluye poder decidir cómo y cuándo voy a disponer de lo que generé con mi esfuerzo, tiempo e inteligencia. También, ser libre de intercambiarlo por otras cosas que yo necesite. Entonces, es difícil hablar de libertad cuando un tercero puede exigirme que le pida permiso para realizar una operación comercial legal o cuando puede disponer de lo que es mío como si le perteneciera. En ese momento, se ha vuelto dueño de gran parte de nuestra vida y libertad. Ya no podemos hablar de ciudadanos sino de súbditos o vasallos."Aun en el extremo, si se tiene coartada la posibilidad de ejercer su libertad, uno siempre será libre en su pensar. Por eso, suena extraño cuando se nos destrata por opinar distinto y, al mismo tiempo, se habla de respetar los derechos del hombre, ya que significa ponerse por encima intelectual o moralmente. Es decir no considerar al otro un igual, como corresponde a su dignidad humana."Hace unos años, un periodista venezolano contaba que en su país cuando empezó el gobierno de Hugo Chávez, muchos decían que Venezuela no iba a llegar a ser como Cuba. Esto justificó la comodidad y la irresponsabilidad cívica de una dirigencia profesional, económica e intelectual que, por omisión u acción, dejó que el chavismo los llevara hacia una nueva Cuba, el socialismo del siglo XXI. Por ello, hoy me preocupa cuando escucho a muchos argentinos decir que aquí no puede pasar lo que en Venezuela. Esperemos que no sea el justificativo de nuestra comodidad e inmadurez ciudadana presente que nos termine llevando a un futuro del que nos vamos a arrepentir y que nos va a costar mucho corregir."Tengo la esperanza de que cada vez seamos más los que, para este año, asumamos la «incomodidad» de ser parte de la construcción de un futuro en libertad y en el marco del pleno respeto de los derechos e instituciones, que son las bases necesarias para gestar más oportunidades de progreso para todos los argentinos.

Lic. Aldo Abram
Director ejecutivo de Libertad y Progreso