domingo, febrero 12, 2012

Pensando las Malvinas ...

Y aclaro, antes que nada, que como argentino deseo fervientemente que las Malvinas vuelvan algún día a ser argentinas. No me pregunten las razones, tenemos algunos argumentos a favor, pero como bien lo dijo Luis Alberto Romero, nuestros títulos no son absolutos. Yo tengo mas razones sentimentales que racionales.
Asistimos a una malvinización discursiva, tanto por parte del gobierno argentino como del británico. Ambos tienen conflictos internos que seguramente necesitan de estas distracciones.
Nada hace prever una escalada, por la sencilla razón que la Argentina carece de Fuerzas Armadas operativas (fruto de un tácito, amplío y ridículo consenso de todas las fuerzas políticas, ancladas en los 80´s).


Hete aquí una primera observación. El encrespamiento verbal favorece al statu quo, ya que ninguno de los dos gobiernos puede ceder nada en un clima de enfrentamiento, de cruce de acusaciones y recriminaciones. Ergo, este clima no favorece a los intereses argentinos.

Si la Argentina, su gobierno, pretendiera seriamente las Malvinas debería, como primera medida, bajar el tono, suprimir las bravatas, no contestar agravios, sacar el tema de las primeras planas, continuar con su recolección de adhesiones y promover medidas que siembren dudas en las mentes de los isleños las ventajas inherentes al deseo independentista.

En términos mas mediatos, debemos pensar que queremos y que podemos lograr en las Islas. Partamos de la base que, por mas que pataleemos, la solución a la cual lleguemos deberá tener no solo la aceptación británica si no un cierto consenso isleño.

En el siglo XIX no hubiera sido muy recriminado que embarcáramos a los isleños como ganado y los mandáramos, que se yo, a Santa Elena.

Pero estamos en el siglo XXI y debemos partir del respeto a los derechos humanos de los isleños (no longer kelpers, by the way). O sea que debemos garantizarles (nosotros, Argentina que no garantiza una vida en Plaza San Martín) de manera inequívoca el respeto a sus costumbres y a su idioma. Debemos garantizarles una amplísima autonomía que incluya quizás, el respeto a sus modos de gobierno. Y no me animo a hablar del espinosísimo tema de los recursos naturales. Es decir, tendremos una Provincia con un status muy diferente al resto. Quizás solo podamos asumir su representación exterior y su defensa (no se me rían). Hay un antecedente al respecto: las Islas Aaland o Aland en el Mar Báltico (población sueca, soberanía finlandesa).

¿Estamos dispuestos a ello?

Después de esta excursión a las Nubes de Ubeda, vuelvo a mi tesis original.

Las Malvinas hoy, solo son una apelación distractiva. Siguen tan lejos como el 14 de julio de 1982.

Lo digo y se me quiebra el alma. Pero es una realidad incontrastable.

PD: y si así no fuera, si las Malvinas fueran devueltas de alguna manera, que te puedo decir, antes del 2020, te juro que me hago K, camporista, cristinista y pinguino.