viernes, abril 03, 2009

Raúl Alfonsín

Cuando fué presidente no me gustó. Le tocó una papa caliente, sin duda.
Fue valiente al enjuiciar a militares y montoneros.
Fue terrible su manejo de la economía.
La tan criticada Semana Santa fué la asunción realista que no tenía las armas para enfrentar un planteo militar, que tratar de sofocarlo mediante una pueblada sólo llevaba a un baño de sangre sin sentido. Creo que, a la luz de la historia, ese día procedió como un estadista, sacrificó su futuro político por evitar una tragedia inconmensurable.
Y a los militares los acostó cuando ganó el plesbiscito sobre el Beagle, a partir de ese día les quitó esa hipotesis de conflicto y los dejó sin futuro.
Y también fue un estadista cuando sentó las bases del Mercosur con el Brasil de Sarney.
Y se bancó el baño de sangre de La Tablada, cosa que hoy nadie recuerda, un forúnculo que le crearon unos imbeciles fascistas de izquierda.
Su visión del mundo -salvo con Brasil y Chile- fué bastante pobre.
Pese a todo ello, se sintió su pérdida.

Será, porqué como dijera el General: "no es que fuerámos tan buenos sino los que vinieron fueron peores"