Hay una vertiente del Nac&Popismo vernáculo, derivada de cierto indigenismo, que ha optado por denostar todo lo sucedido en América desde la llegada de Colón en adelante.
Tácitamente asumen una posición de exaltación de todo lo relacionado con la vida de los pueblos que habitaban América al momento de su descubrimiento y colonización por parte de los europeos, una singularidad espacio-temporal, como si fuera un nuevo Big Bang, que sería el origen de los ahora llamados "pueblos originarios".
Así nos enseñan que estos "pobladores originarios" eran idealmente ecologistas, pacíficos y cultos. Una gran comunidad hippie donde reinaba la paz y el amor para siempre, hasta que vino Colón y arruinó todo. Asi es como hay gente que conmemora el 11 de octubre de 1492 como último día de la libertad de éste continente y Leon Gieco nos castiga con "Cinco Siglos Igual". Esa visión edulcorada es como la pinta Disney en ... "Pocahontas".
La verdad es que toda vez que hubo contacto entre civilizaciones de distinto estado de conocimiento y avance tecnológico, la civilización mas avanzada se terminó engullendo a la menos avanzada. En el caso de la llegada de los europeos a lo que sería América ello es particularmente dramático mas que nada por ser el caso mas próximo que tenemos y, por ello mismo, el mas documentado.
Pero esto viene pasando desde que el mundo es mundo y ello no implica un juicio de disvalor hacia la civilización menos desarrollada sino que es el resultado del encuentro de seres humanos con diferente grado de avance cultural.
Esto no quiere decir que la civilización europea llegada a América post-1492 fueran unos idealistas que solo venían a evangelizar a los locales y transmitirles gratarola todos sus conocimientos y valores. Mas vale que no. Trataron de embromarlos y utilizarlos vilmente en su provecho. Como hicieron los aztecas con los toltecas y como estos reemplazaron a los mayas o como los incas se impusieron a otras culturas andinas. En esa fusión de civilizaciones se perdieron y se ganaron muchas cosas, pero es parte de la naturaleza humana y juzgar esos procesos con un supuesto idealismo de valores agiornados, constituyen un anacronismo (un "felipepignismo") en el que, por respeto a nosotros mismos, deberíamos evitar.
Lo cierto es que esa fusión imperfecta y violenta de distintas civilizaciones dió lugar a una nueva civilización emergente que, pasado el tiempo decidió sacudirse los lazos políticos con las metropolis. Visto a la distancia es un proceso ríquisimo. Volver a plantear en pleno siglo XXI una lucha de "ellos" los europeos contra "nosotros", los autóctonos y que esa lucha discursiva sea llevada adelante por auténticos(?) descendientes sanguineos de Tupac Amarú y Cuahutemoc como Pacho O´Donnell u Osvaldo Bayer es ... Pocahontismo de cuarta.
Debemos aprender a vivir con las contradicciones de nuestro propio pasado, rescatar a los constructores de nuestra civilización, las culturas indígenas reinantes al momento del descubrimiento de Colón, a las anteriores sojuzgadas por esos "originarios" y a las europeas llegadas con la conquista, como a todos los demás aportes que mas pacificamente hemos recibidos de ootras corrientes inmigratorias, asiáticos, orientales (uruguayos también) árabes, africanos, judíos, etc., etc.
Ergo, dejemos la estatuas de Colón y Roca en sus lugares, honremos a Juana Azurduy y al Mujer Originaria o a quien corresponda sin sustituir a unos por otros. No hay "justicia" en ello, tan sólo ignorancia o manipulación política de baja estofa.
No somos el Principado de Mónaco, tenemos casi tres millones de kilometros cuadrados de territorio. Hay lugar para muchas estatuas y entre tanto homenaje, ocupémonos un poco de los que aún siguen vivos.
No insistamos mas con el Pocahontismo, por favor.
PS: Estimados profesionales de la Historia, les pido disculpas por alguna que otra grosera simplificación, pero estas discusiones de estatuas me sacan de quicio.